A veces vamos por la vida, aunque llueva o haya sol, escondidas en un inmenso paraguas en dónde nos engañamos a nosotras mismas, sintiendo que ese paraguas nos protege y nos permite escondernos de los demás, o de lo que nos pasa.
Ese paraguas hace que no podamos elevar nuestra mirada hacia el cielo y así poder tomar todas las bendiciones que Dios tiene para nuestras vidas.
Ese temor, esa angustia, ese miedo, que nos paraliza, no nos deja salirnos del paraguas imaginario y por ende ser renovadas y libres por medio de Jesús.
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Hebreos 12:2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe,
Hebreos 12:2 nos está invitando a poner nuestra mirada en Jesús, porque Él es quien puede y quiere ayudarnos, porque Él pagó con su vida un alto precio para nuestra salvación, sanidad, bendición y victoria.
En Jesús está basada nuestra fe, hoy es tiempo de ponernos de pie por dentro e ir en busca de nuestro milagro.
Saquemos el paraguas de nuestra cabeza, de nuestro corazón y entreguemos nuestra vida a Jesús.
Dejemos que la lluvia de Dios, sus bendiciones, sus promesas, nos toquen y así den vida a dónde sentimos que estamos necesitando.
¿Hacemos un cambio hoy?
Cambiemos nuestro paraguas que nos mantiene presas y refugiemos nuestra vida debajo de las alas de amor de Dios, porque allí está nuestro refugio y nuestra libertad.
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Salmos 91:1 El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
2 Yo le digo al Señor: "Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío"
3 Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,
4 pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
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Con cariño: Tere
Bendiciones.
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